Bathroom action: acontecimientos de los usos
Bathroom action: acontecimientos de los usos
Por Bárbaro Miyares
(…) Claro que se puede decir que esos objetos de aspecto ligero y simpático, construidos a base de vinilo transparente por Suzanne Déry y Anthony Burnhacm, son como juguetes (grandes juguetes) pensados para adultos, y claro que también puede decirse que sus proyectos, en principio escultóricos y luego multimedia y performáticos, engloban las tácticas, áreas y las referencias, donde esos adultos deberán jugar y someterse de nuevo a la acción de lo lúdico, lo tecnológico y la sorpresa. Sin embargo, más que de sus objetos hablaremos de una condición-otra que partiendo de ellos se proyecta en la totalidad de sus obras; hablaremos del acontecimiento de los usos, de la fetichización-abrogación con que The Flators se manifiesta, y que es por tanto visible —o en todo caso cómodo, por intenso, para una posible categorización—, en su obra “Bathroom action”, un proyecto pensado para ser desarrollado en un primer momento en la ciudad de Valencia, con el apoyo del Departament D´Escultura de la Universidad Politécnica de Valencia, y luego en la ciudad de Madrid con el patrocinio del Instituto de la Juventud (Injuve)…
de colaboraciones y reconocimientos: juntar la mirada posible
El reconocimiento y la aproximación entre personas o grupos sociales se produce en un primer momento de manera instintiva, luego de forma metódica: inicialmente los sentidos (la animalidad y los censores de intuitividad) ordenan, después, la mirada (en sí condición proyectual) recorre, hace el recorrido trazándolo. Algo así debe haber ocurrido en 1993 entre Suzanne Déry y Anthony Burnhacm cuando intercolaboraron en la universidad de Concordia, en Montreal —colaborar quiere decir transparentar los métodos, hacerlos tolerantes a la porción distinta y al posicionamiento del otro, superponerlos (uno sobre el otro o el otro sobre el uno), y que como unidad de convenientias se desplacen o actúen. Sin embargo, para que esa unidad de convenientia funcione, estabilice la emanación consecutiva de enunciados, primero han de ser ambas partes (han de haber sido) rigurosamente distintas, y por ello, complementarias para la posible unidad, en este caso discursiva, poética, o como se le quiera llamar.
… el lugar ideal de colaboración: un paso en la aproximación y posterior entrelazado discursivo. Lógica escultórica-objeto de la novedad. De cómo resolver la metáfora del deseo primario: ver la obra tal como se la imagina, como ha sido vista en la idealidad, en el lugar ideal de la colaboración, vehiculiza, y casi exige, la puesta en común del proyecto de intervención pública Inflable #1 (1995), que perfila en sucesividad, aspiración estética y pragmática constructiva, la andadura en progresiva sofisticación de lo que en lo adelante será The Flators. El objeto que se produce, aunque desposeído de la pesadumbre de los materiales habituales en la actividad escultórica, no deja de serlo: la voluntad ordenativa aun se antepone a la disposición proyectual, a la mirada que recorre y traza. Sin embargo, ya en la experiencia primera de Inflable #1 (y entonces en las sucesivas) se ha habilitado, cual buen cultivo, un valor de distinción de la cosa: el ordenamiento del acontecer de los usos. … otros usos, otras modas, asirse a la idea: el proyecto no es el objeto. Cartografía de la usanza. Advierto que el uso, ese distinguir práctico de la cosa y con ella, tanto del objeto como del entorno, hace de estructura que deviene a su vez en cerrazón necesaria (la idea no ha soportado seguir siéndolo y ha devenido en objeto) y en acontecer perplejo, casi en simulacro. Sobrevuela por tanto, y de hecho se impone, entonces a escala del individuo artista y de su circulo de amigos más próximos, y sólo a nivel de la pragmática constructiva de la obra y la selección de los objetos que la constituyen —cosa esta no exclusiva del entorno museístico—, un sentido de fetichización del objeto: si no es proyección ideada (ejemplo su obra “Automobile”, 1999), es entonces problema —harta condición de problematizaciones. El proyecto no es el objeto: sus límites no se detienen en la figura de la cosa ni en la estructura-complemento que reclama. Su cerrazón tiene que ver cada vez mas con el acontecer de los usos, con el desplazamiento de lo ideado — el rol deviene en el objeto de la acción: el carácter fantasmal, nada aterrador sino más bien simpático y de ligereza, se nos ocurre una ironía fina, filo hilado de los usos y de la memoria tenue, que insiste—, que con la conservación del objeto de la novedad…. practicabilidad de lo supuesto: lo que en principio alterna al final sustituye.
La reivindicación de nuevos usos (por tanto concretos y específicos) del new objet y de los entonces objetos legítimos, orientados hacia estándares del arte se identifica por un lado con una reivindicación del sujeto personal y la constitutividad de su acción, y por el otro, con la búsqueda de libertad y de placer. La ética (y aquí se habla de la actitud ante el devenir posible de lo estructurado) de los new objet de The Flators es mas un contencioso que un contenido dicho y, por igual, resultado de la estructuración de cosas: el cuarto de baño, por tanto y obviando sus destinos genéricos, no tiene por qué ser siempre un espacio de acogida solo para los fluidos, y a veces perversiones, del cuerpo, cuando a su vez lo puede ser de acogida y acontecer poético. El objeto y el entorno, la referencia y el uso, el contenido y continente, la poética y la poesía, la función (papel social del arte) y sentido, articulan en su inicial conjunción, y como principal naturaleza del acontecimiento performático, los proyectos expositivos de The Flators.